Publicado por CB Ana María
Después de tantos años, me encaminé con una moderada expectativa a la casa vacía.
El abuelo, que llevaba varios años de viudez finalmente asumida me la había dejado en su testamento, con la expresa condición con la exoresa condición que no la pusiera en venta; más aún, de que me instalara.
Antes de decidir si iba a obedecer o no esa última voluntad, quise volver, en una mera visita de inspección, a aquel albergueque en cierto sentido también había sido mío. Gracias a la amable gestión de un vecino, que fuera buen amigo del abuelo, tan amigo que tenía una llave de la casa, dos laborantes de toda confianza se habían encargado de una limpieza a fondo, de modo que cuando traspasé el veteado umbral del mármol, me encontré con una prólija casa vacía. Vacía de personas, claro, pero no de mobiliario cuadro, lámparas, apliques.
Comencé mi revisón. Verdadera calistemia de la memoria. Como mis padres habían encontrado una muerte prematura en un accidente de carretera, yo viví toda mi infancia con el Abuelo. Luego me indenpendicé fuí estudiante vigilado y financiado por el abuelo, que solía estar metido en negocios siempre legales, y en esos períodos me pedía que le cuidara su vivienda.
Ahora cuando ya no está el abuelo porque el último de sus viajes fue sin regreso, yo y mi memoria nos tendemos en el lecho mayúsculo. Por fín mido con optimismo mi futuro y tomo una decisión. Voy a quedarme con este confortable y estimulante lecho. Y de paso, aunque importe mucho menos, con el resto de la casa vacía.
Cuando he terminado de leer este poema de Don Mario Benedetti, en el libro: El porvenir de mi pasado; traje a mi mente una serie de reflexiones, que cuando leí el título no pensé que sería tan interesante...
miércoles, 21 de noviembre de 2012
lunes, 12 de noviembre de 2012
EL COLADOR
Publicado por CB Ana María
Para reflexionar.
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lunes, 5 de noviembre de 2012
¿Porqué ritualizamos nuestras vidas.?
Publicado por CB Ana María
Todos estamos navegando en las mismas aguas profundas, y el mundo es un lugar difícil para vivir. Pero el camino es claro, la dirección recta y ya es tiempo de que caminemos .
Ritualizamos, para poder tener una vida más fácil como discípulos Para escapar de la necesidad de la verdadera práctica creamos reglas y leyes.
Convertimos una sugerencia en una regla. Después, la gente pregunta el porqué y comienzan las discusiones y desaparece la armonía. ¿Es que no somos suficientemente maduros para romper nuestras viejas costumbres? Sabemos lo que está bien o mal, sabemos cuando estamos poniendo énfasis en otras cosas. No hay necesidad de atarnos a leyes y reglas.
La madurez y la flexibilidad son el mejor acercamiento a cualquier situación. Pero claro con las reglas no tenemos que pensar... De este modo no tenemos que tomar decisiones y todo está hecho. Después de convertir una sugerencia en regla, o la aceptamos sin rencor, o nos rebelamos contra ella. Solo estamos buscando el camino más fácil. Hemos olvidado la necesidad de la autodisciplina.
Las leyes y las reglas se pueden igualar a ritos y ceremonias, al creer las dos cosas estamos abdicando de nuestra responsabilidad.
Todos estamos navegando en las mismas aguas profundas, y el mundo es un lugar difícil para vivir. Pero el camino es claro, la dirección recta y ya es tiempo de que caminemos .
Ritualizamos, para poder tener una vida más fácil como discípulos Para escapar de la necesidad de la verdadera práctica creamos reglas y leyes.
Convertimos una sugerencia en una regla. Después, la gente pregunta el porqué y comienzan las discusiones y desaparece la armonía. ¿Es que no somos suficientemente maduros para romper nuestras viejas costumbres? Sabemos lo que está bien o mal, sabemos cuando estamos poniendo énfasis en otras cosas. No hay necesidad de atarnos a leyes y reglas.
La madurez y la flexibilidad son el mejor acercamiento a cualquier situación. Pero claro con las reglas no tenemos que pensar... De este modo no tenemos que tomar decisiones y todo está hecho. Después de convertir una sugerencia en regla, o la aceptamos sin rencor, o nos rebelamos contra ella. Solo estamos buscando el camino más fácil. Hemos olvidado la necesidad de la autodisciplina.
Las leyes y las reglas se pueden igualar a ritos y ceremonias, al creer las dos cosas estamos abdicando de nuestra responsabilidad.
Salir con el coche para acceder a un lugar cercano. Quizas somos animales de rituales, de formas estandarizadas y repetidas una y otra vez. Así nos identificamos con nuestra cultura y nuestros signos culturales. Todos hacemos lo mismo. Todos lo hacemos a la misma hora. Todos compramos lo mismo y nos gastamos lo mismo.
Todos nos exponemos a lo mismo. Repetidamente nos engachamos a nuestras costumbres ancestrales que nos obligan a ritualizarnos como especie. La especie se protege mediante sus ritos. Así sobrevive. Quizás para evadir el tedio y la monotonia. O puede que para sumergirse todavía más en ese tedio y ese aburrimiento.
Nos soportamos gracias a estos rituales que nos configuran nuestra identidad. ¿Qué pasaría si un dia dejásemos de ritualizar nuestras vidas con veranos, compras en grandes almacenes, deportes de domingos, modas , etc..>? El ritual nos convierte en manifestaciones de unos gestos que nos identifican como lo que somos. Animales de costumbres, humanos sometidos a una escenificación permanente de la vida.
Venimos entre grandes gestos de alegria al nacer y nos marchamos entre grandes gestos de dolor al morir. Dos gritos , dos histerias, dos momentos del ritual que es la vida. Otro dia nos inventaremos a través del mito.
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