viernes, 14 de septiembre de 2012

Por qué algunas personas logran sus metas, ¿y otras no?

Publicado por CB Ana María

La vida sea una educación continua para todos, si queremos ser productivos y competitivos. La única forma que tenemos de crecer como personas es mantenernos en una constante educación. Esto determina que educarnos, y ayudar a educarse a quienes nos rodean es una responsabilidad que debemos asumir de por vida.
Un instrumento necesario y eficaz para esto es la motivación, la que se define como un deseo que impulsa a la acción, a la satisfacción de necesidades, y es un componente sumamente importante del comportamiento de los seres humanos.

Los seres humanos necesitamos aún más que los animales auto-motivarnos, para enfrentar la vida con la mayor eficiencia posible, con las satisfacciones que esta situación acarrea, ya que no nos guiamos solamente por nuestros instintos. Recordemos siempre que somos seres racionales, lo que nos brinda coherencia para pensar y actuar, y nos permite reconocer y reparar nuestros errores.

Nuestro principal objetivo debe ser mejorar nuestra vida, y para alcanzarlo hay que actuar. El primer paso consiste en pensar en nuestros logros, enumerarlos por escrito. Es muy probable que nos demos cuenta que son más de los que pensábamos. Esto nos dará energía y nos ayudará a pensar en positivo, elemento imprescindible para una buena motivación. Nos orientará hacia el optimismo, vislumbrando un presente y futuros mejores, lo que nos ayudará mucho a sentirnos motivados.

Un buen recurso es plantearse por la mañana todas las oportunidades que tendremos durante el día para lograr lo que queremos y nos brindará satisfacciones. Pensar “en el día de hoy podré lograr cosas que me hagan sentir mejor” cada vez que nos despertamos permitirá crear una filosofía de vida, que nos puede ayudar muchísimo.

Luego, analizar lo que podríamos necesitar durante el día que comienza. Tomar conciencia de nuestras necesidades y priorizarlas, nos permitirá buscar la forma de satisfacerlas, y afrontarlas positivamente. Todos somos capaces de progresar, aunque a veces creamos que no. En ocasiones no somos conscientes de nuestras potencialidades, por lo que creer en nosotros mismos nos ayudará considerablemente a elevar la auto-motivación.

En este sentido, colabora notablemente rodearnos de personas optimistas y motivadas. El ambiente contagia, y el diálogo entre seres con estas características es un factor de enriquecimiento para todos.
Asi también si nos ejercitamos en la auto-motivación, seremos capaces de educarnos y ayudar a educarse a quienes nos rodean. Todo depende de nosotros y de mejorar nuestra manera de pensar respecto a la vida.

Fuente: Delfo Tomislav Gastelo Miskulin

jueves, 13 de septiembre de 2012

PARA REFLEXIONAR...

Publicado por CB Ana María

Cuenta tu jardín por las flores
no por las hojas caídas.

Cuenta tus días por las horas doradas,
y olvida las penas habidas.

Cuenta tus noches por las estrellas,
no por las sombras.

Cuenta tu vida por las sonrisas,
no por lágrimas.

Y para tu gozo en esta vida,
cuenta tu edad por amigos no por años.


MORALEJA: cuantas veces te has pasado ignorando todo lo bueno que tienes en tu vida, ya sea tu salud o cosas materiales? por ejemplo, si puedes ver este mensaje quiere decir que tambien puedes contemplar bellos dias llenos de sol, todas esas cosas que no valoramos nos pueden recordar siempre que merecemos todo eso y más, asi como todos merecemos ser felices. Cuenta lo que te hace sentir feliz y la felicidad continuará llegando.

Johann Paul Rickter

LA GRATITUD EN MOMENTOS DIFICILES

Publicado por CB Ana María





Dar gracias a Dios todos los días por las infinitas bendiciones que nos ofrece nos abre el camino para que nos lleguen más bendiciones.

Cuando nos sentimos agradecidos por nuestras experiencias pasadas y presentes, transcendemos los juicios de lo que consideramos que está bien o mal.

Pasamos de ser víctimas a ser conscientes de nuestro poder de elección. Podemos elegir agradecer las oportunidades que nos ofrece la vida de aprender y avanzar o podemos simplemente quejarnos de lo que nos ha tocado vivir.

Cuando agradecemos lo que nos sucede, le estamos diciendo: SI!!! a la vida SI!!! estoy dispuesto a aprender las lecciones que necesito aprender, ya sean de relaciones, laborales, de salud, económicas o profesionales.

Sin embargo, agradecer lo que aparentemente puede parecer un desastre es bastante más difícil que sentir agradecimiento cuando todo nos va sobre ruedas.

Agradecer no implica negar el dolor, pero cuando transcendemos el dolor, la rabia, etc…, agradeciendo en medio de la situación que nos ha tocado vivir, nos abrimos a las infinitas posibilidades que nos brinda la vida de avanzar hacia más felicidad y más plenitud.

Muchas personas han declarado que después de sufrir desengaños, pérdidas, enfermedades, incluso vivencias tremendamente traumáticas, se han sentido agradecidos por las experiencias que les han aportado.

La pérdida de un ser querido les ofreció la oportunidad de valorar a los personas que aún estaban a su lado, de agradecer los momentos vividos junto a la persona que falleció y a ser más amorosos y tolerantes con los demás.

Las dificultades económicas les ofreció la oportunidad de apreciar lo que ya tenían y a emplear sus recursos personales yacentes, para crear más prosperidad y abundancia en su vida.

La separación de su pareja, les brindó la posibilidad de ser independientes económicamente y a mejorar su autoestima, ofreciéndoles a su vez una nueva relación, más profunda y sincera.

Una enfermedad les ayudó a sanar su relación con el pasado, a perdonar, liberándolos del enorme peso del resentimiento.

El traslado a otra ciudad, les ayudó a expandir sus horizontes, conocer a otras personas y a superar limitaciones que quizás no hubiesen logrado quedándose en su ciudad.

Un problema laboral, les empujó a salir a buscar otro puesto más satisfactorio a nivel creativo y económico.

Agradecer a Dios en medio de todo lo que estamos viviendo en el presente, aunque momentáneamente no veamos el porque de una situación dolorosa, nos da el poder y la energía necesaria para realizar cambios positivos.

Nos ofrece la oportunidad de crecer y de avanzar en todos los aspectos de nuestra vida.

Si nos quedamos en el victimismo, quejándonos de nuestra mala suerte, perdemos la oportunidad de sacar todo nuestro potencial a la luz…nuestra creatividad, nuestros talentos, nuestros recursos internos, nuestro ser.

Cuando nos ocurre algo que no entendemos, podemos preguntarnos:

1.- qué puedo/que necesito aprender de esta situación?
2.- Cómo puedo mejorar mi vida y la de los que me rodean?
3.- Qué lecciones esconde este acontecimiento?

Siempre podemos elegir.
El momento de poder está siempre en el presente y es sólo transcendiendo lo aparentemente nefasto que podemos cambiar el futuro.

Es en el presente,
que creamos nuestro futuro.
Toma tu presente y actúa:
Agradece a Dios la oportunidad que te ofrece de aprender
y alcanzar tus sueños.

autor desconocido

miércoles, 12 de septiembre de 2012

QUERER ES PODER

Publicado por CB Ana María

La impresionante plasticidad del cerebro abre infinitas posibilidades a la transformación humana

La enseñanza profunda que trataba de transmitirme mi abuela era que cada uno de nosotros puede, si quiere, transformarse a sí mismo y por extensión, su realidad. Del mismo modo, desde hace siglos los budistas sostienen que tenemos la capacidad de convertir el dolor en sabiduría, la envidia en compasión, la angustia en esperanza; que tenemos en nuestra mano la posibilidad de borrar las heridas del pasado y esculpir un futuro. Podemos aprender a ser felices y plenos.

En los reinos de la ciencia, sin embargo, siempre se había pensado lo contrario. El cerebro, el capitán general de nuestro comportamiento y nuestro sentir, es inamovible, decían. No sólo no se puede cambiar, añadían, sino que a lo largo de la vida vamos perdiendo neuronas que nunca más se vuelven a recuperar.

Fatalidad irreal

Pero los últimos años de investigación neurocientífica demuestran que semejante fatalidad no es real. Más bien todo lo contrario. Y he ahí que la ciencia demuestra los principios del budismo: con la intención, con la voluntad, con el deseo se cambia lo que antes se consideraba escrito en piedra: la arquitectura cerebral.

Desde hace dos décadas el Dalai Lama se reúne periódicamente con neurocientíficos occidentales con el objetivo de aunar dos aproximaciones con orígenes muy diferentes, pero con el objetivo común de comprender la mente humana, su realidad y los caminos para alcanzar el bienestar. De estos encuentros han salido infinidad de proyectos y datos muy valiosos.

El Dalai Lama ha insistido desde el principio en que la fuerza de la mente puede cambiar el cerebro y con él nuestra manera de vivir y de crear el mundo que nos rodea. Sin embargo, ésta era una hipótesis difícil de aceptar para los científicos.

La reunión de 2004 en Dharamsala (India) entre ciencia y budismo tuvo como tema de discusión la mencionada propuesta de Su Santidad. Parece que los investigadores han tenido que plegarse a las evidencias de los estudios y dar la razón al budismo.

La periodista científica Sharon Begley ha recogido el encuentro en el libro Train your mind, change your brain (entrena tu mente, cambia tu cerebro), que acaba de publicarse en Estados Unidos, y en él se puede leer la siguiente cita de Michael Merzenich, un neurocientífico de la Universidad de California-San Francisco (EEUU), que testifica el cambio de pensamiento: “cada momento elegimos y esculpimos cómo va a trabajar nuestra siempre cambiante mente, elegimos quién seremos en el momento siguiente”. O dicho de otro modo, somos libres para decidir qué tipo de persona deseamos ser.

La piedra filosofal

La piedra filosofal para la transformación mental es una mezcla del querer es poder, es decir, de la voluntad, la intención o la fuerza de la mente y de la impresionante plasticidad del cerebro. Al igual que el entrenamiento físico fortalece los músculos, el entrenamiento mental modifica los circuitos del cerebro en la dirección que deseamos.

Si uno se empeña y lo desea puede construir y potenciar los circuitos de la felicidad, de la armonía, de la empatía y todo el etcétera que se quiera. Para los budistas el entrenamiento mental por excelencia, la herramienta para cambiar el cerebro y la realidad, es la meditación.

Así, el Dalai Lama habla del arte de la felicidad y cuenta su propio cambio gracias a la meditación. Explica que cuando era joven se enfadaba con mucha frecuencia y sentía rabia. Ahora, tras muchos años de meditación, esas emociones se han esfumado y no es porque pueda controlarlas, sino porque ni siquiera se presentan en su vida.

Pero por supuesto no hace falta ser un monje budista para disfrutar de los efectos transformadores y creativos de la meditación. David Lynch, el siempre sorprendente director de cine, en su libro Catching the big fish (Atrapar el pez grande), explica cómo esa técnica ha influido en su creatividad y en su consciencia: “cuando buceas en tu interior, el auténtico ser está ahí y la verdadera felicidad está ahí. Hay un océano enorme, sin límites, de ella”.

Nuevas cualidades

La meditación permite cultivar cualidades nuevas que poco a poco se van incorporando de forma natural a la vida cotidiana. En un principio hay que tener la voluntad para dirigir la mente hacia el lugar que deseamos y de este modo se comienzan a formar nuevas conexiones cerebrales que son primero caminos y con el tiempo se convierten en autopistas cerebrales para la alegría, la compasión, la empatía…

Para eliminar los pensamientos o emociones negativas no hay que luchar contra ellas sino reemplazarlas por otras positivas. Decir “no a la guerra” es seguir dando protagonismo al conflicto, afirmar “sí a la paz” crea un nuevo circuito y borra la huella de la guerra.

Numerosos experimentos han demostrado que la práctica de la meditación altera la geografía neuronal de modo que se potencia la actividad en áreas relacionadas con las emociones positivas, el bienestar y la felicidad. “Lo que estamos viendo es que la felicidad no es simplemente un estado, sino que es un producto de habilidades que se pueden mejorar con entrenamiento mental”, afirma Richard Davidson de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), uno de los primeros investigadores en llenar el cráneo de los monjes budistas de electrodos.

Y de nuevo no es necesario ser un monje budista o pasar horas en estado meditativo: se ha visto que incluso las formas más básicas de entrenamiento mental producen efectos positivos. Se puede considerar como si se educara a un niño jugando, pero en este caso el niño es nuestro propio cerebro.

Es lógico que los efectos en el cerebro de los monjes sean mucho más significativos, pero con tan solo una semana de meditación ya se pueden observar cambios en el cerebro de personas que nunca antes habían practicado esta técnica. La diferencia es que están más activas las áreas asociadas con el bienestar y el pensamiento positivo.

Una clave muy importante para la transformación es la observación de uno mismo, ese buceo interior del que habla David Lynch.

Experimento de Schwartz

Un ejemplo clarificador de esta mirada interior es un experimento realizado por Jeffrey Schwartz, neuropsiquiatra de la Universidad de California-Los Ángeles (EEUU), con personas que padecían trastorno obsesivo compulsivo – la patología de las manías como el personaje de Jack Nicholson en Mejor Imposible que no dejaba de lavarse las manos y cada vez estrenaba una pastilla de jabón.

Schwartz, budista y practicante de la meditación, quiso comprobar el potencial terapéutico de ésta. Siguiendo la idea de lo que se conoce como meditación consciente, es decir, observar lo que ocurre en el interior sin juzgar, enseñó a sus pacientes a separarse de su enfermedad; a observar los síntomas con la parte más lúcida de ellos mismos reconociendo que sólo eran manifestaciones de su trastorno.

Una semana de entrenamiento fue suficiente para que los pacientes afirmaran que sentían que la enfermedad había dejado de controlarlos. Pero lo más extraordinario y sorprendente para los científicos fue que las pruebas de imagen cerebral demostraban que sus redes neuronales habían cambiado. La simple educación mental había reducido la actividad en los circuitos cerebrales que causan la enfermedad.

Se han obtenido resultados similares en casos de depresión, pero no hace falta sentirse mal para comenzar a entrenar la mente y modificar nuestras vivencias. De hecho, otro de los principios fascinantes del budismo es que afirma que la realidad exterior es el producto de nuestras proyecciones. De modo que si se modifica el interior, el resto también cambiará.

La influencia del entorno

Hay quienes aseguran que todos deberíamos hacernos preguntas sobre nuestros conflictos internos a la vista de los que se producen en el mundo. Quizá una de las zonas donde los conflictos son más profundos es en Oriente Próximo. Y precisamente en la Universidad Bar Ilan de Israel, bajo la dirección de Phillip Shaver y Mario Mikulincer, se han llevado a cabo varios experimentos con conclusiones particularmente interesantes para esa zona del planeta.

Un grupo de estudiantes israelíes judíos evaluó a otro grupo de estudiantes. Aunque los examinados eran todos judíos, Shaver y Mikulincer manipularon los datos e hicieron creer a los examinadores que algunos de ellos eran árabes.

Como seguramente muchos supondrán, la percepción de los evaluadores fue mucho más negativa cuando pensaban que estaban ante un árabe. Los encontraban impulsivos, vagos, conflictivos… Pero hay esperanza.

Cuando los científicos hicieron a los examinadores que recordaran momentos en los que alguien les daba amor, las calificaciones cambiaban radicalmente. Ya no había diferencia alguna en la percepción de judíos y árabes.

Los experimentos se repitieron empleando distintos tipos de imágenes mentales, por ejemplo, sentirse rodeado de gente que te ama, te apoya y que está dispuesta a ayudarte y los resultados fueron siempre los mismos.

Conclusión conmovedora

La conclusión es conmovedora y esperanzadora. Los recuerdos de amor, de apoyo, activan circuitos mentales relacionados con la sensación de seguridad emocional, de solidez y de autoestima. Entonces el mundo y las personas que nos rodean se ven a través de ese cristal y lo que se percibe es tolerancia, comprensión, apertura y empatía.

Cuando el mundo interior está en paz y armonía, el mundo exterior se contagia de esa paz y armonía. Y aquí es donde volvemos a encontrarnos con el budismo. Una de las formas principales de meditación está orientada a la compasión y su objetivo es entrenar la mente para alcanzar una profunda empatía por todos los seres vivos. Entre las técnicas que los budistas emplean para potenciar la compasión está revivir el amor de la madre.

Continuando con los cuidados maternos, llegamos a la parte más extraordinaria del asunto. Con el “querer” se puede incluso doblegar la genética, burlar el supuesto determinismo del ADN.

Los cambios que incorporamos a nuestro comportamiento a base de cultivar lo mejor de nosotros mismos se transmiten a las generaciones futuras igual que ocurre con el color de los ojos o de la piel. La ciencia lo ha constatado con animales de laboratorio en los que es posible hacer un estudio tan complejo.

Amor maternal recuperado

Los trabajos de Michael Meaney de la McGill Universitiy en Montreal (Canadá) han demostrado que ratas nacidas de madres poco amorosas repetían el comportamiento de sus progenitoras con sus propias crías. Sin embargo, cuando las hijas de las descuidadas madres eran criadas por otras cariñosas y solícitas dejaban de lado la genética y se volvían como sus progenitoras adoptivas.

En la siguiente generación, aquellas que estaban abocadas por sus genes a no ocuparse de sus vástagos dieron un golpe de timón y cambiaron el curso de su descendencia. Si algo así se puede lograr con sólo el instinto animal, imaginemos hasta dónde se puede llegar con la voluntad consciente. Definitivamente “querer es poder”.

EL JUGO DE LA ZANAHORIA PARA BAJAR DE PESO

Publicado por CB Ana María

Es una bebida nutritiva para todos los miembros de la familia a cualquier hora y debe ser una parte importante de la dieta en casos de enfermedad. Usted puede también usar el jugo de zanahoria para bajar de peso si le agrega apio mientras lo procesa. Esto ayudará a disminuir lo dulce del jugo de zanahoria. El jugo de zanahoria se aprovecha mejor cuando se ingiere en la tarde debido al golpe de energía que produce.
La cantidad de caroteno (lo que se convierte en vitamina A en el hígado) contenida en las zanahorias se hace evidente en lo intenso de su coloración. Por lo tanto, deben escogerse las zanahorias grandes, firmes y color amarillo oscuro, por encima de las de color claro, debido al mayor contenido de caroteno de las primeras.
Raspe un poco, pero no las pele, ya que valiosas vitaminas y minerales se encuentran cerca de la superficie. El jugo debe utilizarse inmediatamente después de hacerse. Si esto no es posible, deje que el jugo caiga directamente del extractor a un recipiente de vidrio, que usted tapará con una tapa de rosca. Mantenga el jugo bien cubierto, y en el refrigerador para evitar la pérdida de vitaminas y minerales debido a la oxidación.
El jugo de zanahoria es muy alto en beta-caroteno, y es un agente contra el cáncer. El beta-caroteno es una sustancia de pigmentación que se encuentra en plantas que pueden convertirse en vitamina A. La vitamina A ayuda a aumentar la visión para el color y la luz, evita la resequedad en la piel y ojos, ayuda a mantener el sistema digestivo y tractos urinarios, así como combatir las infecciones bacteriales. La vitamina A también puede ayudar a prevenir ciertas formas de cáncer.
Si usted no recibe suficiente vitamina A, puede experimentar síntomas como: ceguera nocturna, poco crecimiento, resequedad en la piel o xerodermia u ojo seco. La vitamina A obtenida del jugo fresco de zanahoria es muy importante para las mujeres embarazadas. Estas necesitan aumentar y mantener la salud en su propio cuerpo y en el del bebé. Aún cuando el bebé ha nacido, es primordial que el jugo fresco de zanahoria sea mantenido en la dieta diaria de la madre amamantando.
El jugo de zanahoria también puede usarse para limpiar el hígado y eliminar grasas y bilis del cuerpo. El hígado es capaz de acumular grandes cantidades de vitamina A lo largo de un período de años, esta acumulación puede aprovecharse cuando se necesita. Para mantener este exceso a un punto adecuado, un consumo abundante debe hacerse. Por ejemplo, un vaso de 8 onzas de jugo fresco de zanahoria le dará un promedio de 50,000 unidades de vitamina A. Esto constituye el total de requerimientos diarios y el extra se acumulará para responder ante cualquier emergencia.
Las zanahorias tienen también otras vitaminas como la B, C, D, E y K, y minerales como el calcio, fósforo, potasio, y pequeñas cantidades de proteínas. Hacer jugo de zanahorias ayudará a promover un cabello, piel y uñas más sanos.