miércoles, 2 de octubre de 2013

ADIÓS A LA IRA



Publicado por CB Ana María
En general, las emociones provienen de un pensamiento previo. Los pensamientos pueden referirse a creencias sobre sí mismo o a juicios sobre las otras personas o situaciones. Un juicio es una forma de comunicación que tiene implicada una opinión pero que no nos permite hacernos cargo de la emoción y la necesidad propias. Una diferencia entre un juicio y una expresión sería: “es una desconsiderada” es un juicio porque implica estoy opinando, subjetivamente, sobre el ser de otra persona. “Me siento enojada cuando tengo que esperar porque siento que no soy dueña de mi propio tiempo” es una expresión de sentimientos y necesidades propios.
Los pasos para conectar con la ira son los siguientes:
Respirar profundamente dando tiempo a sentir el propio cuerpo y dónde se siente la rabia-
Identificar los pensamientos que generan este sentimiento de ira, por ejemplo “ella no me tiene en cuenta, no le importa nada mi tiempo”.
Registrar e identificar las necesidades bajo ese sentimiento de ira. Por ejemplo, “necesito disponer de mi propio tiempo”.
El único antídoto para la ira es la eliminación de la frase interna "Si sólo fueras más parecido a mi".
 ¿Tienes mal genio? Tal vez aceptes la ira como parte integrante de tu vida, pero ¿reconoces , que de hecho no sirve a ningún fin útil? Quizá justificas tu mal humor diciendo cosas como "Es muy humano" o "Si no me desahogo expresándolo me lo guardaré dentro mío y se me convertirá en una úlcera". Pero la ira, el mal humor es una parte de ti mismo que no te gusta y, casi está de más decirlo, tampoco le gusta a la demás gente.
 La ira no es algo "muy humano". No tienes por qué sentirla, y no sirve a ninguno de los propósitos relacionados con el que tú seas una persona feliz y realizada. 
 Toma la forma de rabia, hostilidad, de agresión contra alguien o incluso de silencio amenazante. No se trata simplemente de un enfado o irritación. Una vez más la palabra clave es inmovilidad. La ira es inmovilizante y por lo general proviene del deseo de que el mundo y la gente sean diferentes a lo que realmente son.
 La ira es una elección y un hábito. Es una reacción aprendida ante la frustración y a resultas de la cual te comportas como preferirías no hacerlo. De hecho, la ira profunda es una forma de locura. Se es loco cuando no se puede controlar el propio comportamiento. Así pues, cuando estás enfadado y pierdes el control, sufres una locura temporal.
 La ira no tiene retribuciones ni compensaciones psicológicas. Tal como la definimos aquí, la ira es debilitante. Físicamente puede producir hipertensión, úlceras, urticaria, palpitaciones cardíacas, insomnio, cansancio e incluso enfermedades cardíacas. Psicológicamente, la ira acaba con las relaciones afectivas; interfiere con la comunicación; conduce a la culpabilidad y la depresión y en general interfiere con tu vida. Quizá te sientas escéptico ante esto, puesto que siempre has oído decir que es más sano expresar la ira que guardarla embotellada dentro de ti. Sí, realmente la expresión de tu ira es más saludable que su represión. Pero existe una postura aún más sana: no sentir esa ira en absoluto. En este caso, no tendrás que enfrentarte con el dilema de si será mejor echarla fuera o guardarla adentro.
Como todas las emociones, la ira es un resultante del pensamiento. No es algo que simplemente te sucede. Cuando te enfrentas con circunstancias que no van por donde tú quisieras que vayan, te dices a ti mismo que las cosas no deberían ser así (frustración) y entonces eliges la acostumbrada reacción de enfado que sirve a un propósito. Y mientras aceptes la ira como parte de lo que significa ser un ser humano, tendrás razón en aceptarla y en evitar ocuparte de su eliminación.

Sin la menor duda, desfoga tu ira, desahógate, déjala salir en formas que no sean destructivas (si sigues decidido a conservarla). Pero empieza a pensar en ti mismo como en alguien que puede aprender a pensar de manera diferente cuando se siente frustrado, de modo que la ira inmovilizante pueda ser reemplazada por emociones más gratificantes y positivas. Lo más posible es que seguirás sintiendo rabia, irritación y desilusión, ya que el mundo no será nunca como tú quieres que sea. Pero la ira, esa respuesta emocional tan perjudicial, puede ser eliminada.


Fuente:
El cielo es el límite
Dr. Dyer Wayne.

Fabián Garella
Biodecodificador, terapeuta.

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