jueves, 3 de octubre de 2013

EL CAMBIO INTERIOR

Publicado por CB Ana María



Todo cambio es una transición que ocurre cuando se pasa de un estado a otro. Puede llegar a ser difícil cuando exige despojarnos de hábitos que nos ayudan a mantener el equilibrio o una situación, o por lo contrario nos permite volver a gozar de emociones nuevas, de sentimientos más genuinos y aprender. La base de todo cambio es atreverse a dar el paso para iniciarlo. A partir de esta noción, cada campo del saber humano adopta un concepto de cambio que le es propia. Así, puede hablarse del uso del término en economía, biología o filosofía entre otros. Cada una de estas variantes tiene particularidades que solo se explican en el contexto de ese saber.
Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios
» Confucio
Los estados son interiores y los eventos son exteriores, los acontecimientos externos no son todo...
Entiéndase por estados interiores las buenas o malas disposiciones, las preocupaciones, la depresión, la superstición, el temor, la sospecha, la misericordia, la auto-consideración, la sobre-estimación de Si mismo; estados de sentirse feliz, estados de gozo.
Los estados interiores pueden corresponderse exactamente con los acontecimientos exteriores o ser originados por éstos, o no tener relación alguna con los mismos.
En todo caso estados y eventos son diferentes. No siempre los sucesos se corresponden exactamente con estados afines
El estado interior de un evento agradable podría no corresponderse con el mismo.
El estado interior de un evento desagradable podría no corresponderse con el mismo.
Acontecimientos aguardados durante mucho tiempo, cuando vinieron sentimos que faltaba algo.
Ciertamente faltaba el correspondiente estado Interior que debía combinarse con el acontecimiento exterior.
Muchas veces el acontecimiento que no se esperaba viene a ser el que mejores momentos nos ha proporcionado. 
Alguien aguarda con ansiedad la fiesta de bodas, es un acontecimiento, más podría suceder que se estuviese tan preocupado en el momento preciso del evento, que realmente no gustase en ello ningún deleite y que todo aquello se tornase tan árido y frío como un protocolo.
La experiencia nos ha enseñado que no todas las personas que asisten a un banquete o a un baile, gozan de verdad.
Nunca falta un aburrido en el mejor de los festejos y las piezas más deliciosas alegran a unos y hacen llorar a otros.
Muy raras son las personas que saben combinar  el evento externo con el estado interno apropiado.
Es lamentable que las gentes no sepan vivir conscientemente: lloran cuando deben reír y ríen cuando deben llorar.
Control es diferente: El sabio puede estar alegre más nunca Jamás lleno de loco frenesí; Triste pero nunca desesperado y abatido... sereno en medio de la violencia; abstemio en la orgía; casto entre la lujuria, etc.
Las personas melancólicas y pesimistas piensan de la vida lo peor y francamente no desean vivir.
Todos los días vemos gentes que no solamente son infelices, sino que además —y lo que es peor, hacen también amarga la vida de los demás.
Gentes así no cambiarían ni viviendo diariamente de fiesta en fiesta; la enfermedad psicológica la llevan en su interior... tales personas poseen estados íntimos definitivamente perversos.
Sin embargo esos sujetos se autocalifican como justos, santos, virtuosos, nobles, serviciales, mártires.
Son gentes que se autoconsideran demasiado; personas que se quieren mucho a si mismas.
Individuos que se apiadan mucho de si mismos y que siempre buscan escapatorias para eludir sus propias responsabilidades.
Cuando se toma la decisión de un cambio debemos ser conscientes; que este se da cuando se hace desde adentro hacia afuera.
Todo está dentro de nosotros, si lo llegamos a reconocer e integrar la vida dejaría de ser un tiempo constante de espera.

Un abrazo de LUZ Y AMOR.



Fuente: Tratado de Psicología



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