viernes, 25 de noviembre de 2016

ÉCHAME A MI LA CULPA.




Hazte una pregunta, allí encontraras las respuestas de todo lo que quieres saber. Cuando estés preparado llegará todo lo que deseas.
Qué fácil es culpar a los otros de nuestros errores y fracasos, cuando al momento de buscar y encontrar respuestas debes reflexionar; toda situación no aclarada es posible que lleve a malos entendidos.
Exiges más de lo que das, sin embargo quieres que te retribuyan de buenas maneras cuando eso no es un hábito que practiques, crees que todos los focos deben estar sobre ti, que presten atención de todos los pasos que das.
En algún momento de tu vida has parado para ver si las personas que te rodean encuentran apoyo en ti, acaso sabes lo que ellos pasan, sienten o padecen. Ellos te acompañan en este tránsito de vida, inclusive dejando de lado sus prioridades para ayudarte a que salgas adelante en todo lo que vives.
La recompensa, después de tantos sacrificios es sentirte bien, así que no eches la culpa a los demás de lo que te sale mal.
A lo largo de los años, por mucho que hayan querido apoyarte a salir del proceso duro o difícil que has vivido pero como no has tomado la decisión pertinente de salir,  sigues una y otra vez con la misma actitud.
Hablas de que no te escuchan, que no te quieren, es que nunca vas a saber que eso solo está en tu mente. Versionas todo a tu manera, porque nunca tendrás razones para agradecer a la vida por todas las alegrías y satisfacciones de todo lo que has vivido.
Contempla todo de otra manera y verá el sentido de una mejor vida y con la confianza en ti.

Cuento para reflexionar.
¿De quién es la culpa? ~Paulo Coelho
Una pareja salió de vacaciones. Al regresar, se encontraron con que la puerta había sido forzada: los ladrones se habían llevado todo.
El marido acusó a la mujer, diciéndole que no había echado los cerrojos. Ella afirmó, por su parte, que a él se le había olvidado cerrar la puerta con llave.
Así dio inicio a una prolongada discusión, hasta que los vecinos llamaron a un religioso para intentar serenar los ánimos.
- La culpa es de ella, que siempre ha sido muy descuidada- dijo el marido.
- Ni hablar. Él es el que tiene la culpa, que nunca pone atención en lo que hace- respondió la mujer.
-Un momento- dijo el religioso-. Nos pasamos la vida culpándonos los unos a los otros por cosas que no hemos hecho y acabamos cargando con un fardo que no nos pertenece, ¿acaso no se os pasado por la cabeza que los ladrones son los verdaderos culpables del robo?

Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.


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