viernes, 9 de junio de 2017

TODOS LOS DIAS SON ESPECIALES





Cada día que vivimos es un aprendizaje.
Dada las sensaciones que están teniendo la mayoría de las personas por no decir un porcentaje bastante alto de inconformidad con sus vidas.
Empecemos diciendo que uno de los motivos para estar así, es que dependen mucho de las expectativas que crean sobre la personas, empleo, parejas, familia, etc. al indagar sobre todo los que sucede es que en ningún momento se han detenido a hacer una lista de todas las bendiciones que reciben a diario.
Es más fácil vivir desde la queja, no prestan atención a las personas que tienen a su lado, menos valorarlos, no se dan cuenta que ser feliz no es tener una vida perfecta, es reconocer que la vida vale la pena vivirla a pesar de las dificultades.
Quizás si pensamos el por qué no tenemos lo que deseamos, nos damos cuenta que nunca hemos sabido lo que en realidad queremos. Hay días que son claros, pero también los hay oscuros, que pasamos tristezas, decepciones pero de todo se sale que nada es para siempre, todo es cíclico, nada es estático. Así que mira para donde vas, porque donde pones tu atención, en eso te conviertes.
"El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida, porque acaba siendo verdad. ~Ana María Matute".
Seamos agradecidos viviendo desde la humildad del corazón y se abrirán muchas puertas para lo que deseamos lograr


Cuento  "La Taza de Té"

Un profesor de una prestigiosa universidad, muy respetado y temido por sus alumnos debido a su gran dominio de los más diversos temas y su carácter autoritario, viajó una vez a Japón a entrevistarse con un famoso sabio que vivía retirado en una modesta casa de campo, dedicado al estudio y la escritura.
El profesor en cuestión, estaba acostumbrado a tener la última palabra en todo y desechaba frecuentemente las opiniones de los demás, a quienes intimidaba con su inmensa erudición, su petulancia y su arrogancia.
En cuanto llego a la casa del sabio, el profesor empezó a hablar del tema que iba a ser tratado en la visita. Hablaba sin parar, citando frases de famosos personajes a cada momento, refiriéndose a los innumerables libros que había leído y a las muchas conferencias que había dictado acerca de ese y otros tantos temas.
El sabio aprovecho una pausa en el monologo del profesor para preguntarle si le apetecía una taza de té este le dijo que si y continuo su perorata.
Mientras el profesor hablaba, el sabio se dedicó a llenarle su taza.
Comenzó echando el té poco a poco, primero hasta la mitad y luego hasta el borde de la taza, Pero al llegar allí no se detuvo, sino que siguió echando té y más té, con toda la naturalidad del mundo, hasta que el liquido desbordo también el plato, y, comenzó a manchar el mantel, todo esto lo hacía sonriendo y escuchando al profesor, como si no pasara nada, El profesor no se dio cuenta al principio, pues estaba demasiado entretenido escuchándose hablar a si mismo, pero en cuanto se percató, después de un buen rato, quedó estupefacto.

-LA TAZA ESTA LLENA!!!..YA NO LE CABE MAS!!- gritó

-Lo mismo te pasa a ti- le dijo el sabio, con tranquilidad.

-Tú también estas lleno de toda tu erudición, de todos los autores que citas, de todos los libros que has leído, de tus propias opiniones y tus ideas acerca de todo... Como vas a poder escucharme o aprender algo de lo que yo puedo enseñarte, si antes no vacías la taza?... Impresionado por esta lección que le acababa de dar este hombre, el profesor se propuso tener en cuenta, a partir de ese momento, la sabiduría de sus contemporáneos.
Cuento adaptado del publicado en el libro “Cincuenta cuentos Zen” José J. de Olañeta.



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