Revisando en internet he leído
este cuento y es muy bueno para reflexionar: ¿Cómo está el autoestima?, ¿Somos
consciente de quiénes somos?, ¿Cuál es nuestra misión en la vida? ¿Qué talentos
y dones tenemos?
Qué excelente poder revisar
cada una de las preguntas anteriores para buscar en nuestro interior y hacer un
listado de todas las cosas que tenemos y no sabemos dónde implementarlas. Cuando
somos conscientes abrimos un cúmulo de posibilidades para destacar en otros ámbitos,
que no creíamos que podían ser.
Si vamos a revisar en
nuestro interior vemos que es lo que en realidad cuál es nuestra verdadera esencia
y abrirnos a otras oportunidades para lograr estar… “De bien a excelente.”

Cuento: El árbol que no sabía quien era.
Había una vez en un lugar
que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo,
un jardín esplendoroso con árboles de todo tipo: manzanos, perales, naranjos,
grandes rosales,... Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos
y felices. Excepto un árbol que se sentía profundamente triste. Tenía un
problema: no daba frutos.
-No sé quién soy... -se
lamentaba-.
-Te falta
concentración... -le decía el manzano- Si realmente lo intentas podrás dar unas
manzanas buenísimas... ¿Ves qué fácil es? Mira mis ramas...
-No le escuches. -exigía
el rosal- Es más fácil dar rosas. ¡¡Mira qué bonitas son!!
Desesperado, el árbol
intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser como los demás,
cada vez se sentía más frustrado.
Un día llegó hasta el
jardín un búho, la más sabia de las aves. Al ver la desesperación del árbol
exclamó:
-No te preocupes. Tu
problema no es tan grave... Tu problema es el mismo que el de muchísimos seres
sobre la Tierra. No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé
tú mismo. Conócete a ti mismo tal como eres. Para conseguir esto, escucha tu
voz interior...
¿Mi voz interior?... ¿Ser
yo mismo?... ¿Conocerme?... -se preguntaba el árbol angustiado y desesperado-.
Después de un tiempo de desconcierto y confusión se puso a meditar sobre estos
conceptos.
Finalmente un día llego a
comprender. Cerró los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su
voz interior susurrándole:
"Tú nunca en la vida
darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera
porque no eres un rosal. Tú eres un roble. Tu destino es crecer grande y
majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje.
Esto es quien eres. ¡Sé quien eres!, ¡sé quien eres!..."
Poco a poco el árbol se
fue sintiendo cada vez más fuerte y seguro de sí mismo. Se dispuso a ser lo que
en el fondo era. Pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Solo entonces el jardín
fue completamente feliz. Cada cual celebrándose a sí mismo.