viernes, 25 de septiembre de 2015


EL AGRADECIMIENTO



La vida me ha enseñado que la gente es amable si yo soy amable, qué las personas están tristes si estoy triste, qué todos me quieren si yo los quiero; qué todos son malos, si yo los odio; qué hay caras sonrientes si yo les sonrío; qué hay caras amargas, si estoy amargado; qué el mundo es feliz, si yo soy feliz; que la gente se enoja, si yo soy un energúmeno qué las personas son agradecidas, si yo soy agradecido
Cuando conocemos a muchas personas, con quiénes compartimos como alumnos y otras como maestros, vamos aprendiendo, logramos todo eso cuando nos conocemos y aceptamos qué todo en la vida trae sus lecciones.
¿Cómo puedo dar lo que no tengo dentro de mí? Ese es un tema muy denso, porque cada uno saca sus propias conclusiones a cerca del conocimiento que tengo sobre esto y como lo integro en mi vida.
Las mentiras qué más nos afectan no son las que nos dicen, sino las que vivimos.
Qué triste es descubrir una traición en  alguien en quien has puesto toda la confianza.
Vivir de manera auténtica, exige honestidad , respetarnos unos con los otros, y darnos cuenta que las cosas nunca son como parecen, por eso terminamos siendo víctimas de nuestros engaños, el fraude se vuelve contra nosotros mismos.
Es obvio que las mentiras más comunes de la vida cotidiana perjudican la autoestima.
La única traición imperdonable es la traición a uno mismo por engañarme, por la culpa que me permito sentir por no estar atendiendo a las expectativas ajenas.

Debemos dejar la necesidad de buscar la aprobación de otros.
“Juzgar a una persona no define quién es ella.. Define quien eres tú”.
Si queremos mejorar nuestra autoestima; es obvio que debemos tener claro  el grado en el que los individuos tienen sentimientos positivos o negativos y acerca del valor que se le da a la opinión de ellos, máxime aún cuando estamos sujetos a no ser objetivos.
La capacidad que tiene la persona de valorarse, amarse, apreciarse y aceptarse a sí mismo, el conjunto de actitudes la percepción y evaluación.
La autoestima está relacionada con muchas formas de conducta. Las personas con una autoestima elevada suelen presentar menos emociones agresivas, negativas y menos depresión que las personas con una autoestima baja, también al tener una autoestima elevada se puede manejar mejor el estrés y, cuando se exponen al mismo, se experimentan menos efectos negativos en la salud.

jueves, 24 de septiembre de 2015




No confundas mi personalidad con mi actitud, mi personalidad es quien soy, mi actitud depende de quién seas tú.
La incoherencia emocional se  da porque lo que pensamos,  decimos,  y hacemos no se corresponde con lo que en realidad queremos  pensar, sentir, y hacer.
Cada persona habla desde su propia perspectiva, escuchar las distintas versiones te ofrece un panorama más claro. El pensar diferente no nos convierte en enemigos.
No te mantengas atado a un pasado que no te deja avanzar.


EL ELEFANTE ENCADENADO
Por: Jorge Bucay

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me
gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la
atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?».
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro...
Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza...
Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria
este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.
Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.
Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos:

No puedo y nunca podré.

martes, 22 de septiembre de 2015

¿Lees entre líneas…., guardas algo en el tintero?




   Recogiendo en la historia de las cosas que escribimos a diario, en nuestras vivencias o en las de los seres con los que compartimos.
   En la penumbra de la noche, pensando y analizando lo que a diario compartimos, vemos la cantidad de cosas que  se aprenden, las adversidades que pasamos; no alcanzan los días para agradecer todos y cada una de las experiencias que se viven, estando ante aprendizajes para el  crecimiento y evolución. Si tenemos sabiduría aplicamos correctamente el conocimiento.
   Cuando recordamos esa situación que creemos haber vivido, nos percatamos de las lecciones que aún nos faltan por aprender, aunque hayamos pasado por eso, si lo repetimos es porque esa lección no ha sido aprendida.
   Damos poco a poco parte de nuestras vivencias a los que han compartido y comparten con nosotros, aquellos a quienes hemos escuchado o nos escuchan… al encontrar tu camino, también encuentras tu propia historia, de este modo estas en perfecta armonía.
“La felicidad no es un sentimiento, es una decisión”
Asume tus miedos,
Conoce tus heridas.
Di lo que sientes.
Crea tus propios significados.
Acepta las consecuencias
De tus elecciones
Aléjate de lo que no te hace bien
Y así serás
Tu propia autoridad. “Mujer árbol”.

Si depositas tu responsabilidad en otros, a la larga te decepcionas. Una persona que conoce sus propios límites, nunca debería sentirse decepcionada, porque entiende que lo que el otro haga es parte del aprendizaje de su propio camino.
Necesitamos tiempo y espacio para valorar las cosas que tenemos. Así sabemos en realidad lo que queremos.
En la misma medida que soltamos cosas con las que no nos identificamos, nos vamos encontrando.
Hay facetas de nuestras vidas donde necesitamos encontrar nuestro camino.  No basta ser inteligente y buena persona, hay que amarse uno para poder ayudar a otros.
Cada ser humano tiene su forma de vivir, su temperamento y su carácter. Cada uno de nosotros es un mundo con ganas de llegar a la cima. Esta cima puede llamarse, felicidad, integración…, nada tiene que ver con los logros externos. Llegar a la cima es liberarnos de muchas actitudes y pensamientos de vida, dejando atrás todo aquello que no necesitamos. Sólo en la medida en que se trabaja para liberarse de impedimentos mentales y psicológicos que va apareciendo la vida tal cual es.
“Las personas que han reducido su ego y no tiene apegos y apasionamientos, acepta mejor todo lo que le sucede”.

lunes, 21 de septiembre de 2015

LA MUERTE Y EL DUELO



El proceso de la muerte y por el ende duelo, son sentimientos difíciles de asimilar. Debemos buscar información sobre estos hechos que nos paralizan, entristecen, bajan las defensas por la nostalgia en la que caemos. La Dra. Elizabeth Kubler Ross (1926-2004),  fué una pionera en el estudio de los procesos de la muerte. 
En nuestra cultura, la muerte, considerada máxima expresión de la pérdida, la vivimos claramente como una amenaza, siendo todavía un tema tabú para la mayoría de las personas.
Aunque quiera ayudar a las personas que están pasando por ese proceso, no es fácil…sólo darles un abrazo y que sepan que cuentan con nuestro apoyo para cuando deseen hablar.
La experiencia al morir es casi idéntica a la del nacimiento. El  nacer a otra forma de existencia que puede ser probada de manera sencilla. La muerte, que hasta el presente sólo infundía en el hombre un  temor, fue  preferible ignorarla, rechazarla con pleno conocimiento, como la enemiga de la vida..
Hoy en día no es un asunto de creer, sino del conocimiento. Este se obtiene  siempre que quieras saberlo, ya tenemos toda la información dada.
Todas las personas procedemos de la misma fuente y regresamos a esa misma fuente.
Todos hemos de aprender a amar y a ser amados incondicionalmente.
Todas las penurias que se sufren en la vida, todas las tribulaciones y pesadillas, todas las cosas que podríamos considerar castigos de Dios, son en realidad regalos. Son la oportunidad para crecer, que es la única finalidad de la vida.
No se puede sanar al mundo sin sanarse primero a sí mismo.
Si estamos dispuestos para las experiencias espirituales y no tenemos miedo, las tendremos, sin necesidad de un gurú o un maestro que nos diga cómo hacerlo.
Cuando nacemos nos dotan de una faceta de la divinidad; eso es lo que nos da el conocimiento de nuestra inmortalidad.
Debemos vivir hasta morir.
Nadie muere solo.
Todos somos amados con un amor que trasciende la comprensión.
Todos somos bendecidos y guiados. Es importante que hagamos solamente aquello que nos gusta hacer.
Podemos ser pobres, podemos pasar hambre, podemos vivir en una casa destartalada, pero vamos a vivir plenamente. Y al final de nuestros días vamos a bendecir nuestra vida porque hemos hecho lo que vinimos a hacer.
La lección más difícil de aprender es el amor incondicional.
Morir no es algo que haya que temer; puede ser la experiencia más maravillosa de la vida.
Todo depende de cómo hemos vivido.
La muerte es sólo una transición de esta vida a otra existencia en la cual ya no hay dolor ni angustias.
Todo es soportable cuando hay amor.
Mi deseo es que usted trate de dar más amor a más personas.
Lo único que vive eternamente es el amor.



EL DUELO:  El ser humano a lo largo de su existencia debe afrontar pérdidas significativas en su vida. Este aprendizaje supone un reto para que la persona pueda elaborar de manera adecuada los diversos duelos de su experiencia vital.  
Las  etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación es el recorrido que se transita para sanar la pérdida de un ser querido, según Elisabeth Kübler-Ross”
Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia. También el duelo tiene que ver con distintas variables, como la edad, es más complicado en niños y ancianos, en los primeros porque aún no saben elaborarlo, manifestar sentimientos y depende de la dependencia o cercanía de la figura que se va, en los ancianos, tiene que ver con factores psicosociales, su situación social, con múltiples pérdidas, con menos energía para reponerse..
Tienen mayor riesgo de realizar un duelo patológico,  los que están aislados socialmente, los que se sienten responsables de la muerte (ya sea real o imaginaria su responsabilidad), los que tienen historia de pérdidas traumáticas y los que mantenían una relación de intensa ambivalencia o dependencia con el fallecido.

Fuente: “On Death and Dying” Sobre la muerte y el morir.

Dra. Elizabeth Kübler-Ross.

lunes, 6 de julio de 2015




EL PERDÓN

El perdón es una liberación del resentimiento con algún ofensor. En suma, es la renuncia a los resentimientos e indignación que ha causado una ofensa. El perdón surge de la libertad y la caridad. No obstante, la presencia del perdón no impide la aplicación de la justicia ante el ofensor.
En lugar de pasar a la siguiente página, le estás dedicando buena parte de tu energía mental y emocional a recordar ofensas, daños e injusticias (reales o imaginarias) de las que has sido objeto, manteniéndolas vivas en tí  A diferencia del odio que fomenta la depresión, el estrés y el malestar debilitando tu sistema inmunológico, el amor, la tolerancia y la alegría favorecen tu bienestar, fortaleciendo tus defensas inmunológicas.
Identifica tus emociones. ¿Sentimiento de humillación, decepción, tristeza? Toma conciencia de lo que ocultas tras tu máscara de cólera, esto te ayudará a liberarte de ella, al comprender que “el culpable” ha despertado una zona de sufrimiento que ya existía dentro de ti mismo(a).
Descubre la intención del otro. Encontrar la verdadera motivación de tu ofensor y las razones profundas de su conducta, te llevará a ser más condescendiente con él y a verlo como víctima de sus propios errores y carencias, en lugar de verlo como verdugo. Por ejemplo, una persona que ofende a otra en público, en realidad puede ser insegura y estar intentando autoafirmarse.
Admite tu responsabilidad. ¿Sin ninguna justificación has puesto demasiadas expectativas en alguien? ¿Has sido poco claro (a) al expresarle tus objetivos o necesidades? Reconoce tu parte de responsabilidad en el asunto, y la próxima vez habla con claridad y directamente, evitando los malentendidos o suposiciones.
Facilita la reconciliación. Ante un problema, siempre lo mejor es acercarte a la otra persona para comunicarse. Es importante elegir bien el momento, sentarse a hablar con calma y sin prisas y expresarle que te importa al otro. Ten siempre una postura conciliadora para aclarar el conflicto y resolver la discusión sin resentimientos.

Los conflictos que vivimos con otras personas con muchísima frecuencia reflejan conflictos que tenemos con nosotros mismos. Si te pasó ya varias veces que viviste situaciones en las que tu pareja no te es fiel, lo que tal vez debas observar es cómo te tratas a ti mismo. Por ejemplo: ¿si eres realmente fiel contigo?, ¿te respetas siempre?, ¿cuándo necesitas algo, haces lo posible por proveértelo o te lo niegas con una excusa cualquiera?, ¿realmente te tratas bien o te tratas con indiferencia o te maltratas?
La única causa de nuestra infelicidad no se encuentra en el mundo exterior, la tenemos insertada en nuestra psiquis y aunque podamos inventar tantísimas escusas que nos impiden ser o hacer; siempre encontraremos justificaciones procedentes del afuera.
Todo, absolutamente todo pasa por el filtro de nuestras creencias. Nuestra vida y todas las experiencias se rigen desde la óptica de nuestras creencias. Todo lo que vemos y sentimos al observar a las personas y al mundo, es el producto de nuestras creencias, que crean sentimientos y pensamientos acerca de él.
Poseemos creencias positivas y negativas. Las creencias positivas, unen, integran, expanden, nos hacen sentir paz y amor. Las creencias negativas están basadas en el miedo, contraen, dividen, aíslan, y traen sufrimiento.
Los eventos del afuera, todo aquello que nos ocurre, no tienen significado alguno, son totalmente neutros, todo el significado que le demos procede de la interpretación que nuestra mente hace.
Las creencias negativas son pegajosas, ingeniosas y auto perpetuadoras. Ellas no permiten que te des cuenta que son solo creencias y que las puedes cambiar. Ellas te hacen creer que no existe otra manera de ver o interpretar una situación. Ellas son sumamente resistentes al cambio, por eso sufres, no encuentras manera de sobreponerte porque quedas atrapado en tus creencias y lo tomas como real.  Fragmento del “Ho´oponopono”,  por JocelyneRamniceanu.