Cuando dicen
nuestro nombre nos sentimos importantes,
nos sentimos más validados, sentimos que somos alguien. Desde pequeños y hasta
el día de hoy, una forma de que no hiciéramos algo era repetir nuestro nombre
seguidamente. La forma en que tiene la madre de influir en los hijos es repetir
su nombre una y otra vez en tono imperativo y a veces amenazante. Obviamente
debes tener en cuenta que te has establecido desde pequeño con tu nombre.
En
la cuestión de la adivinación de los nombres, pronunciar el nombre de una
persona es formular un deseo o una bendición acerca de él cada vez que se pronuncia.
Nombramos estos dos temperamentos que llevamos dentro para casar el ego con el
espíritu. Esta pronunciación del nombre y este casamiento se llaman, con
palabras humanas, amor propio. Cuando se produce entre dos personas individuales
se llama amor recíproco.
Dar
nombre a una fuerza, una criatura, una persona o una cosa tiene varias connotaciones.
En las culturas en las que los nombres se eligen cuidadosamente por sus
significados mágicos o propicios, conocer el verdadero nombre de una persona
significa conocer el camino vital y las cualidades espirituales de dicha persona.
Y la razón de que el verdadero nombre se mantenga a menudo en secreto es la
necesidad de proteger a su propietario para que pueda adquirir poder sobre
dicho nombre y nadie lo pueda vilipendiar o pueda apartar la atención de él y
para que su poder espiritual pueda desarrollarse en toda su plenitud.
En
los cuentos de hadas y las narraciones populares el nombre tiene varios aspectos
adicionales. Aunque en algunos cuentos el protagonista busca el nombre de una
fuerza perversa para poder dominarla, por regla general la búsqueda del nombre
obedece al deseo de evocar esta fuerza o a esta persona, a la necesidad de
estar cerca de esta persona.
Conocer
los nombres equivale a adquirir y conservar la conciencia de la doble
naturaleza. Por mucho que uno lo desee e incluso recurriendo al uso del propio
poder, no se puede establecer una relación profunda sin conocer los nombres. Pero
no tenemos que preocuparnos demasiado. El solo hecho de que nos interese
descubrir los nombres significa que ya vamos por buen camino. según las
personas, pero tienden a ser en cierto modo contrarios. Tal como ocurre con
buena parte del mundo natural, es posible que al principio los nombres nos
parezcan inmensos y pensemos que carecen de una pauta o repetición determinada.
Fuente: Mujeres que corren con los lobos.
Publicado por: Ana María C.B.
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