La buena vida es cuando te
levantas por la mañana ilusionada esperanzada con el día que nos aguarda.
Cuando creemos con el corazón lo
que hacemos, esa realidad se percibe en la energía que le anima.
La vida es demasiado corta para
pasarla sin interés.
Cuando sabemos exactamente lo que
queremos estamos seguros que lo conseguiremos.
Esto es lo que hace que una vida
parezca buena; cuando posee una orientación, cuando te diriges en línea recta
hacía lo que amas.
Lo que amas es aquello para lo
que estas dotado. Sólo ese amor te da el impulso suficiente para aferrarte a algo
hasta desarrollar tus dotes. Así es en realidad como se logran en este mundo
las cosas auténticamente grandes, obras de personas idénticas a ti y a mí que
saben qué quieren y emplean todo lo que tienen.
Sino sabes lo que quieres no
podrás pasar la línea de salida y eso desanima a cualquiera. Pero como no
estamos solos, y sabemos lo que queremos nos damos cuenta que así hay muchas
personas en común.
Cuando nos sentimos inquietos
porque no encontramos el camino, percibimos que quizás en alguna otra parte hay
un trabajo específico que debemos realizar.
Cada uno de nosotros es peculiar
dentro de nuestra clase. Cada persona posee un modo peculiar de ver el mundo .
Muchos de nosotros nos sentimos
paralizados . Cada vez que decidimos cambiar algo en nuestras vidas algo
sucede, por alguna razón misteriosa nuestro propósito se quiebra. Nos detenemos
y pensamos que debemos abandonar, incómodos porque el tiempo corre, y temerosos
de nunca lograr alcanzar nuestro proyecto.
Cuando tenemos claro lo que
queremos, resulta que surgen una serie de opciones, pero debemos tener claro
cuál es el objetivo deseado.
La libertad es maravillosa, pero también
atormenta porque nos permite crear nuestros propios objetivos.
La razón de que ignoremos lo que
deseamos, es que existe dentro de nosotros que nos impide conocerlo. Los sueños
se nos enturbian por una lucha interna. No es fácil localizar conflictos
íntimos. Con frecuencia son reproches a nosotros mismos: tal vez no tengas
talentos, quizás seas muy perezoso, si fueras más inteligente habrías hecho
algo mejor en tu vida.
En cuanto te das cuenta que algo
se interpone en tu camino, sabrás exactamente por qué no te has creado la vida
que deseabas. Dejarás de hacerte reproches y comprenderás que has sido incapaz
de ponerte en marcha porque existe una razón.
Un aspecto de esa dualidad te empuja a conseguir lo que deseas y la otra
está resuelta a detenerte. Comencemos
manos a la obra para alcanzar tan anhelado proyecto y que esa dualidad no
sabotee toda esa energía que hemos puesto en lograr lo que deseamos.
Lo que anhelamos puede ser
nuestra realidad. Por eso en cuanto nos ponemos en acción resulta aleccionadora
incluso cuando no tengamos razón.
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