sábado, 5 de diciembre de 2015

PENSEMOS ANTES DE HABLAR



En estos días de tantos corre-corre,  me ha dado por leer cuentos de auto-
ayuda y crecimiento personal, son tan interesantes, nos dejan unas lecciones de enseñanza-aprendizaje para poner en práctica.

Las palabras tienen un poder que el viento no se las puede llevar, influyen positiva o negativamente. Debemos cuidar lo que decimos y ¿cómo lo decimos? Estando en una conversación fluida soltamos frases, o palabras que en el momento que son dichas no nos percatamos de la fuerza y el poder que tienen, sólo el que las recibe sabe el daño que les está causando, luego pensamos:-sí eso es un malentendido, ~no es lo que tú crees que dije… allí pasamos a ser nosotros los responsables de lo dicho por el otro.
Cuántas separaciones de parejas, amistades rotas, situaciones descontroladas por no tener tacto al soltar ese resentimiento o dolor que llevamos dentro a través de palabras dichas de una manera altisonante para el que las recibe.
Algunos lo catalogan como: depende del estado emocional que tenías en ese momento, le distes esa connotación, pero no era lo que te quería hacer saber.
Por eso debemos pensar y analizar las palabras que deseamos utilizar para comunicarnos con los demás. 
Cuento: El poder de las palabras.-
Un sabio maestro se dirigía a un auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder sagrado de la palabra, y el influjo que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.
- "Lo que usted dice no tiene ningún valor"- lo interpeló un señor que se encontraba en el auditorio.
El maestro le escucho con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le grito con fuerza:
- "¡Cállate y siéntate!"
Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó varios improperios y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzo la voz y le dijo:
- "Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras disculpas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo".
El señor se calmó y le dijo al maestro:
- "Le entiendo, y también pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones".
El maestro le sonrió y le dijo:
Perdone usted que haya sido de esta manera, pero así hemos visto todos del modo más claro, el gran poder de las palabras, con unas pocas palabras lo exalte, y con otras lo calme".
Las palabras curan o hieren a una persona. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino.
Medita sabiamente para saber cuándo y cómo hay que comunicarse y cuando el silencio es el mejor regalo para ti y para los que amas. Eres sabio si sabes cuándo hablar y cuando callar.
Piensa muy bien antes de hablar, cálmate, habla solo cuando estés en paz.

Autor Desconocido.

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