miércoles, 13 de septiembre de 2017

LO QUE SENTIMOS PERO NO DECIMOS



¿Todo vivimos la vida que deseamos? ¿Hemos elegido la vida que queremos vivir?
¿En qué basamos la felicidad hoy en día? Generalmente todo está relacionado con el TENER. Somos nosotros los que decidimos el tren en el que queremos viajar para crecer como persona y dejar fluir los procesos que debemos pasar.
"No es más feliz quién más tiene, sino quién menos necesita" este es un dicho muy coloquial que utilizan las personas para referirse a otros cuando basan su felicidad en el tener.

¡Quien vive feliz es el más exitoso! porque  no depende de lo que tenga, sino de sus estados emocionales y el conocimiento que tiene para ir por la vida.
Con independencia del empleo, salud, economía u otras cosas que puedan tener para estar bien consigo mismo.
Cuando se comparten las vivencias desde el corazón, posiblemente se llegue a tocar la sensibilidad de otras personas, que hasta ahora no tenían idea de nuestros sentimientos y emociones.
Muchas veces en  el camino vamos conociendo personas, que en alguna medida pueden ser un trampolín para llevarnos a lograr lo que menos imaginamos,  mientras que lo que sentíamos que  íbamos a lograr nunca se ha dado pero todo tiene un porqué... aunque en el momento no lo entendemos, hay una serie de valores que nos han inculcado que son más importantes que otras cosas.
Estudiamos para tener una profesión y nos desarrollamos en un empleo que nada tiene que ver con lo estudiado, sin embargo eso nos sirve para abrirnos campos en otras ramas y así hacer el proyecto o la misión de vida.


En algún momento uno se pregunta si lo que está haciendo es lo que le va a dar la satisfacción y felicidad para lograr las metas trazadas, jamás se plantea la situación ¿Qué puede suceder si las cosas son de otra manera? 
Por eso es muy sano que nos detengamos a  pensar por un momento,  -si  un cuadro complicado de alguna enfermedad puede repercutir en que los caminos por los que estamos transitando se trunquen o ya no sean como hemos pensado.
Casi nunca transmitimos a nuestros seres amados    lo que sentimos, quizás por miedo a ser mal interpretados o que piensen que vamos a morir, ya que nunca les hablamos así de esa manera de nuestros sentimientos, en otras ocasiones no lo decimos porque tenemos tanto ego, que pensamos que los otros deben saber lo que sentimos, o por una serie de condicionantes que no dejan que seamos felices y nos sintamos en agradecimiento por todo lo que otros han hecho por nosotros.
De manera inequívoca una persona siente que para poder llegar a estar tranquilo y feliz debe tener todo lo que se exige en una sociedad de consumo como lo es una casa, coche, un empleo, etc.
Tal vez por eso se dan los cambios necesarios para que veamos por donde debemos ir, porque todo está en consonancia para que entendamos el trabajo que hemos venido a realizar.
Los episodios diarios nos van diciendo si el camino por donde vamos es el correcto y si debemos afrontar los cambios que nos vienen con tranquilidad.
Nos educan para luchar por lo que deseamos, estamos en constante esfuerzo, tensión, en el mundo competitivo y comparándonos con los otros, pero nadie nos dice cómo debemos hacer para sentirnos felices con lo que somos y estamos realizando, para que sintamos ese gozo de todo el aprendizaje que tenemos a diario, luego desencadenamos enfermedades por el cúmulo de frustraciones, emociones contenidas, situaciones que nos rebasan y todas esas serie de cosas que se van añadiendo a la lista de todo lo que llevamos mucho tiempo guardado en silencio sin liberarlo.
Cuando estamos en situaciones límites es cuando tomamos las decisiones con contundencia y vivimos la vida con mayor tranquilidad. 
Es bueno que reflexionemos sobre la vida que hemos llevado y si volviéramos atrás ¿Cambiaríamos algo de lo vivido?

Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.








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