Al final todo lo que nos llevamos de esta vida son las verdaderas acciones que hicimos y nos generaron satisfacción.
Todo parte de un principio, y como todo tiene su final, es momento de decir adiós a todo aquello que una vez me generó ilusión, pero ya hoy no lo quiero para mí.
No se si será la madurez, los años disfrutados o los que he pasado en desilusión que me han servido para reflexionar y empezar a escribir los verdaderos momentos que valen la pena ser recordados.
Encontramos en el trayecto de nuestro camino cantidad de seres que están para enseñarnos, ortos para aprender de nosotros, otros para darnos alegrías cada vez que se acercan, y están los que nunca podemos sacar de nuestros corazones, esos que se ganaron a pulso todo nuestro respeto, admiración, sinceridad, honestidad y lealtad, aunque no los veamos a menudo.
Las personas que ocupan ese lugar privilegiado, se pueden dar por satisfechos porque calar en nuestros corazones para que los llevemos dentro de esa manera, no tienen nombre, eso es un gran mérito y dice mucho de ellos como seres humanos.
Por eso siempre he dicho, lo sostengo y mantengo, que en la vida no importa las personas que pasen por ella, sino las que dejan esas huellas imborrables y que cuando las recuerdas, esbozas una hermosa sonrisa que sale del alma.
Hay que disfrutar de todo lo que hagamos con una apertura y nivel de conciencia que sintamos esa energía de alegría en el corazón.
Ojalá en algún lugar de este mundo haya alguien que me recuerde de una manera muy especial porque he tocado su corazón.
Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.
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