Si hacemos un balance a diario nos damos cuenta que hay motivos para llenarnos de alegría y vitalidad, que eso nos contagie para estar en una actitud optimista, siempre buscando el lado positivo.
Estamos tan ocupados en las cosas superfluas, que no podemos ver la capacidad que tenemos si vivimos el ahora, no estar pendiente del pasado con remordimientos o viviendo un futuro que aún no ha llegado.
Todo pasa tan rápido que no nos permitimos saborear los momentos felices que vivimos, así que disfruta cada instante. Esto no quiere decir que no tengas problemas, pero trata de que eso no incida en tu entorno y borren la sonrisa.
Empieza por valorar toda la abundancia que tienes, mira lo que hasta ahora has logrado, esto seguro que te genera más satisfacción y te regocija. Quizás un día te veas bailando a solas sin saber porqué, más gozoso y pleno que ríes hasta de ti, aún sabiendo que hay muchas cosas por resolver, pero eso es un gran momento para celebrar la vida.
No dejes que el enojo te haga daño, aprende a soltar y perdonar. Cuando suceden situaciones en la vida que mientras estamos enfadados, molestos, tristes no entendemos, al mirarlos desde afuera y en frío nos empezamos a reír de todo lo sucedido, eso de poder reír aunque sea de nosotros es algo que te libera de la sensación de impotencia, porque las cosas no sucedieron como esperábamos.
Las adversidades nos sirven para detenernos y prestar mas atención a lo que hacemos, inclusive eso que pensabas que era una tormenta resulta que fue lo mejor que te pudo suceder, porque te abrió un abanico de posibilidades para tener otras experiencias.
“El Mundo” de Eduardo Galeano
(Escritor uruguayo contemporáneo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso -reveló- Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Por eso antes de enfadarte y hacer un conflicto donde no ves solución por estar a ciegas, da gracias porque esto ha servido para que veas que las cosas nunca son como parece.
Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.