Hay una ley mítica maravillosa de la naturaleza por la cual, las tres cosas que anhelamos más en la vida -felicidad, libertad y paz- son siempre conseguidas al darlas a alguien más. Todo lo que damos en agradecimiento viene multiplicado.
Hay una gran satisfacción al dar, esa cara que refleja agradecimiento de aquellos que lo reciben.
La entrega incondicional para ayudar a las personas que se acercan a nosotros hace que cada vez más querramos hacer las todo mucho mejor, como decía la madre Teresa de Calcuta: "Qué nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz"
En la vida se van presentando estas situaciones para que vayamos aprendiendo que lo que sucede es para crecer y evolucionar.
Los cambios se suceden cuando así lo decidimos. No es nada fácil en vista que eso conlleva un movimiento total de energías y por ende una actitud de optimismo para luchar por alcanzar lo que anhelamos.
Sabemos que no es para complacer a otros sino para estar satisfechos, porque en cada paso de avance que damos tener la certeza que hemos sido nosotros desde un despertar interno que nos movilizamos, tal vez impulsados a montarnos en el trampolín de la vida por circunstancias adversas que nos llevaron a tomar esas decisiones, Tomando en cuenta que mientras estamos en la zona de confort, conocemos todo lo que nos rodea y si algo se nos escapa, miramos todo y se puede discernir lo que sucede.
La intuición nos guía si escuchamos esa voz interior que nos avisa por donde debemos caminar, utilizando el sentido común.
Teniendo claro que si desarrollamos la intuición, prestando oídos a los que sucede en nuestra vida y con mucha claridad, los condicionamientos que antes teníamos, serán el punto de partida para arrancar en una nueva etapa de la vida.
Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.