miércoles, 6 de abril de 2016

APRENDIENDO A APRENDER.



En el mismo momento de nacer ya estamos aprendiendo. Aprender es un proceso innato y consustancial para mantener la vida. Es imprescindible para que la especie sobreviva. Es la necesidad más vieja del mundo: como comer, beber o reproducirse. Cualquier individuo biológico que no pudiera aprender, o que aprendiera mal, perecería pronto, como perecería quien no comiera ni bebiera. La vida no sería viable sin el aprendizaje.
Durante muchísimos años nos han recalcado que debemos estudiar, aprender, sin conformarnos con lo que sabemos, tenemos que seguir cada día en este mundo competitivo…pero acaso en ¿algún momento se han dado a la tarea de ayudarnos cuando los necesitamos? Desde niños están en esa constante lucha con nosotros, pero nadie nos explica, orienta o sugiere como podemos llegar a ser mejores personas sin desperdiciar todo lo aprendido.
Todos nos merecemos vivir en paz. Por eso nunca nos debemos sentir mal cuando decimos que no a algo o alguien solo por un compromiso, porque lo importante en todo momento es nuestra paz interior.
Siempre debemos ser agradecidos con las personas que nos dan la oportunidad de crecer y aprender de acuerdo a nuestras necesidades y requerimientos.
“No mires hacia delante, no mires hacia atrás, mira hacia adentro” ~Alejandro Jodorowsky.  

En la actualidad se ha demostrado científicamente que la adquisición de conocimientos, ya sean en las aulas o en la vida, no se consigue al memorizar, ni al repetir una y otra vez, sino al hacer, experimentar y, sobre todo, emocionarnos. La emoción, los sentimientos, sus mecanismos cerebrales y su expresión en la conducta son el pilar esencial que los profesionales de la educación deben conocer para construir las bases sólidas de la enseñanza.



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