Aunque vivamos en una constante vorágine donde se exige cada vez más,
tanto personal, como en lo laboral, tratemos de ir de un lado a otro, organizando todo de
manera que se puedan cumplir los compromisos adquiridos en todos los ámbitos.
Todo esto hace que nos sintamos tensos,
con cambios de humor, agotamiento físico, e inclusive llegar a tener insomnios,
que a largo plazo nos pueden desencadenar algunas enfermedades.
No debemos permitir que el ritmo de vida lo
marquen las circunstancias externas. Quédate con lo bueno que has vivido.
Pensemos lo que nos genera felicidad y
actuemos en consecuencia. Cambiar los pensamientos, y hábitos, tanto de trabajo
como de alimentación, tratar de descansar, dormir, respetar los ciclos normales
de nuestro cuerpo, disfrutando de renovar nuestras fuerzas físicas, mentales y
espirituales para así gozar de buena salud.
Por nuestro bien general debemos pensar un
poco más en nosotros y dar paz a nuestro corazón atribulado, alegría para los
sinsabores de la vida, y descanso para un cuerpo fatigado.
Muchas veces olvidamos que somos humanos y
nos convertimos en máquinas de hacer lo que otros desean que hagamos, no
conforme con esto dejamos las familias, los amigos, parejas, grupos a los que
pertenecemos a un lado, para satisfacer a otros que nunca nos valorarán.
Mientras tengamos vida, tenemos infinidad de
oportunidades, no perdamos las esperanzas y salgamos adelante.
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