PARA REFLEXIONAR._
DE UNA SEMILLITA.
La historia que
tiene más de un siglo, cuenta que una Princesa
agonizaba. En su
lecho de muerte pidió que su tumba fuese
cubierta con una
gran piedra de granito y que alrededor hubiese
otras piedras
sellando la lápida.
También dio órdenes
de afianzar las piedras con abrazaderas de hierro.
A pedido suyo, la
lápida llevaría escrito. “Esta tumba, comprada para toda la eternidad, jamás
deberá abrirse”.
Aparentemente,
durante el entierro se metió en la tumba una bellotita.
Al tiempo empezó a
asomarse un brotecito en medio de las piedras.
La bellota había
podido absorber suficiente alimento como para crecer.
Después de varios
años de crecimiento, un robusto roble se levantaba entre las abrazaderas de
hierro. El hierro no pudo con el roble y sus raíces lo rompieron, dejando al
descubierto la tumba que nunca debía abrirse. La nueva vida se abrió camino
desde el lecho de muerte con una semillita.
La sabiduría que
tenemos siempre en nuestro corazón hace que usemos nuestras herramientas de la
felicidad como forma de vida.
Todos los días
tenemos infinidad de oportunidades para aprovechar un nuevo comienzo .
El comienzo se
inicia cuando alguna cosa termina.
La felicidad como
una entidad finita, con bordes, como el diamante Hope o la Mona Lisa, sino la
suma de muchas cualidades importantes: amor, optimismo, valor, sentido de la
libertad, pro actividad, seguridad, salud, espiritualidad, altruismo,
perspectiva, humor y finalidad.
Estas son cosas que
hay que decidir lograr.
La felicidad es un
trabajo arduo, difícil y más difícil para unas personas que otras porque tienen
un componente genético.
Fuente: Dr. Dan
Baker/Cameron Stauth.
Lo que sabe la gente feliz.