miércoles, 25 de noviembre de 2020

Siendo honestos.




La honestidad en los tiempos que corren.
Si pensáramos con el corazón y no con la razón, nuestra vida sería totalmente diferente, habría una emoción en toda acción diaria. Empezaría el día dando gracias por todo y desde allí saldría a realizar las labores cotidiana.
Hablar con claridad, honestidad y sentido común es una gran virtud, aunque no se entienda de esta manera. Sabemos que se puede decir lo que se desea a sabiendas de que no hay palabra mal dicha, sino mal interpretada. 
Cuando decimos lo que pensamos sin pasarlo por el tamiz de la responsabilidad se puede incurrir en el hecho de herir sentimientos ajenos, no todos estamos exentos de sufrir por palabras hirientes que sea dicho sacadas del contexto.
¿Vivimos nuestra vida o la de otros? sanando mi vida puedo vivir lo que deseo, no lo que la gente quiere, aunque todos en algún momento ejercen influencias en nuestras actitudes y decisiones.


Cuando lo que estoy viviendo no es lo que deseo, en primer lugar debemos hacer los cambios pertinentes y en base a ello empezar a enfocarme con la mayor claridad y certeza posible.
Escuchando la voz interior sin hacer juicios o conjeturas, encaminarme con mucha fortaleza hacia lo que te apasiona y motiva eso genera mucha satisfacción, así que dale riendas suelta a la imaginación y disfruta de los procesos que estás viviendo.



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