Todo
cambio es una transición que ocurre cuando se pasa de un estado a otro. Puede
llegar a ser difícil cuando exige despojarnos de hábitos que nos ayudan a
mantener el equilibrio o una situación, o por lo contrario nos permite volver a
gozar de emociones nuevas, de sentimientos más genuinos y aprender. La base de
todo cambio es atreverse a dar el paso para iniciarlo. A partir de esta noción,
cada campo del saber humano adopta un concepto de cambio que le es propia. Así,
puede hablarse del uso del término en economía, biología o filosofía entre
otros. Cada una de estas variantes tiene particularidades que solo se explican
en el contexto de ese saber.
Quien pretenda una felicidad y
sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios
» Confucio
Los estados son interiores y los
eventos son exteriores, los acontecimientos externos no son todo...
Entiéndase por estados
interiores las buenas o malas disposiciones, las preocupaciones, la depresión,
la superstición, el temor, la sospecha, la misericordia, la auto-consideración,
la sobre-estimación de Si mismo; estados de sentirse feliz, estados de gozo.
Los estados
interiores pueden corresponderse exactamente con los acontecimientos exteriores
o ser originados por éstos, o no tener relación alguna con los mismos.
En todo caso estados y eventos
son diferentes. No siempre los sucesos se corresponden exactamente con estados
afines
El estado interior de un evento
agradable podría no corresponderse con el mismo.
El estado interior de un evento
desagradable podría no corresponderse con el mismo.
Acontecimientos aguardados
durante mucho tiempo, cuando vinieron sentimos que faltaba algo.
Ciertamente faltaba el
correspondiente estado Interior que debía combinarse con el acontecimiento
exterior.
Muchas veces el acontecimiento
que no se esperaba viene a ser el que mejores momentos nos ha proporcionado.
Alguien aguarda con ansiedad la
fiesta de bodas, es un acontecimiento, más podría suceder que se estuviese tan
preocupado en el momento preciso del evento, que realmente no gustase en ello
ningún deleite y que todo aquello se tornase tan árido y frío como un
protocolo.
La experiencia nos ha enseñado
que no todas las personas que asisten a un banquete o a un baile, gozan de
verdad.
Nunca falta un aburrido en el mejor
de los festejos y las piezas más deliciosas alegran a unos y hacen llorar a
otros.
Muy raras son las personas que
saben combinar el evento externo con el estado interno
apropiado.
Es lamentable que las gentes no
sepan vivir conscientemente: lloran cuando deben reír y ríen cuando deben
llorar.
Control es diferente: El sabio
puede estar alegre más nunca Jamás lleno de loco frenesí; Triste pero nunca
desesperado y abatido... sereno en medio de la violencia; abstemio en la orgía;
casto entre la lujuria, etc.
Las personas melancólicas y
pesimistas piensan de la vida lo peor y francamente no desean vivir.
Todos los días vemos gentes que
no solamente son infelices, sino que además —y lo que es peor, hacen también
amarga la vida de los demás.
Gentes así no cambiarían ni
viviendo diariamente de fiesta en fiesta; la enfermedad psicológica la llevan
en su interior... tales personas poseen estados íntimos definitivamente
perversos.
Sin embargo esos sujetos se
autocalifican como justos, santos, virtuosos, nobles, serviciales, mártires.
Son gentes que se
autoconsideran demasiado; personas que se quieren mucho a si mismas.
Individuos que se apiadan mucho
de si mismos y que siempre buscan escapatorias para eludir sus propias
responsabilidades.
Cuando se toma la decisión de un
cambio debemos ser conscientes; que este se da cuando se hace desde adentro hacia
afuera.
Todo está dentro de nosotros, si
lo llegamos a reconocer e integrar la vida dejaría de ser un tiempo constante
de espera.
Un abrazo de LUZ Y AMOR.
Fuente: Tratado de Psicología
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