Cuando las personas te acompañan por un interés de conseguir algo a cambio, llega el momento que solo tienes a los que verdaderamente han sido incondicionales contigo.
Como se dice de manera coloquial; "lo que mal empieza, mal acaba" llega el momento de abrir los ojos, darte cuenta que has sido una marioneta para todas aquellas personas que tenías a tu lado. Tal vez el no valorarte o tener un baja autoestima hace que sirvas a otros desde tu nobleza, o ingenuidad, creyendo que todos son buenos, que pueden actuar con conciencia como lo haces tú, pero resulta que para aprender, nos ponen en el camino no lo que hemos pedido, sino lo que necesitamos para crecer y evolucionar, que topamos con las mejores personas, esos maestros que nos van a pulir como un diamante para que al terminar ese proceso que aunque sea doloroso, ¡brillemos!
No es grato tener que pasar por ese tipo de situaciones, porque dejan un sabor amargo, pero es tan amargo que no queremos repetirlo. Alguien una vez me dijo: no te amargues por lo que otros opinen de ti, es solo una opinión o percepción, porque los que te conocen saben quién eres, eso es un bálsamo que refresca esos pensamientos continuos que te dicen estás haciendo mal las cosas, o no lograrás lo que deseas, porque no has entendido el proceso de crecimiento. Hasta que un día te despiertas, ves todo alrededor de una manera diferente, con otros matices, porque el prisma ya no es el mismo con que mirabas antes. Por eso cuando estamos en situaciones difíciles o tristes, debemos cambiar el ángulo con el que lo vemos y las perspectivas serán otras. No cambies para que otros te quieran, se tú en todo momento que es allí donde está la verdadera grandeza de quién eres.
Abrazos energéticos de LUZ y AMOR.
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