miércoles, 14 de octubre de 2015

UNA PARTE DE TI.



Ten claro que aquí nada es casualidad y todo, absolutamente todo, tiene una razón de ser. Incluso las personas que pasan por nuestras vidas a ponernos todo patas arribas, a dejarnos el alma helada y las pestañas rizadas. Posiblemente de ellas será de las que más aprendamos. Cada persona, por muy insignificante que sea su paso, tiene una misión. Habrán amigos que se queden por siempre, otros lo harán durante años y otros durante meses. Y no por eso fueron menos amigos que los que aún siguen estando con nosotros. Todo tiene un proceso, una razón de ser y un por qué. De todas las experiencias aprendemos, o deberíamos hacerlo.
Durante un momento he estado pensando en los juicios de valores que emitimos sobre las personas.  Sin tomar en cuenta ¿él por qué lo hacemos?
Soltamos todo con tanta ligereza como si no tuviese importancia ese concepto emitido en un juicio.
Debemos tener en cuenta es que la mayoría de las veces los juicios de valor son por  tener discrepancias con  personas poco gratas. Emitimos esos juicios de acuerdo a las sensaciones que nos provoca la persona en sí, de ahí que tenga tanto peso el tema de las emociones y los valores. Porque básicamente, son dimensiones casi inconscientes que tienen que ver con nuestra propia personalidad.

La vida pasa tan rápido que debemos valorar si merece la pena perder el tiempo en determinar si alguien nos gusta o no, si podemos confiar en esa determinada persona y estar de acuerdo con lo que nosotros percibimos. Te verán como alguien un poco peculiar, porque no actúas como el común denominador, pero ese es el precio a pagar al compartir con otros.
Quizás no eres lo que otros quieren que sea, pero has cogido las riendas de tu vida,  tú eres lo que quieres ser, y haces lo que quieres hacer, no compites con nadie, ni debes estar para agradar a otros.
Dentro de toda esa descarga emocional tan negativa, debemos ser conscientes de ¿quiénes somos nosotros como para estar catalogando a las personas que no cumple los cánones pre-establecidos en nuestras mentes?
Cuando expresamos continuamente aquello que se nos pasa por la cabeza con total sinceridad y frialdad para catalogar a una persona, emitiendo un juicio que no sabemos el daño que se puede estar haciendo, por eso debemos recordar que todos somos sensibles y que a cada persona le ve afecta de diferente manera. Tal vez, juzgar sin saberlo todo de esa persona en sí, es algo que no podemos hacer con ligereza.

La mejor forma de tener respeto por las personas, es aceptar a los demás tal cual como son. 


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