viernes, 20 de julio de 2012

LA SENCILLEZ

Publicado por CB Ana María


Con el tiempo he descubierto que a veces  nos perdemos en laberintos de complicaciones. Le damos vueltas y vueltas a las cosas. Si es en las relaciones pensamos: me ha dicho esta frase con esta u otra intención y la intención no sé porqué extrañas programaciones de nuestra cabeza siempre la presuponemos mala, dañina y lo peor es que no nos equivocamos, el otro desde su también extraña programación intenta quedar encima haciéndonos sentir mal. Con todo esto lo único que conseguimos es hacer una maraña de sentimientos “feos”. Con lo fácil que sería poner las cartas sobre la mesa y decir con claridad y sencillez lo que sentimos. Una vez pensé que debería haber un virus, como cuando en otoño nos atacan las gripes, que consistiera en que el que lo tuviera dijera sólo la verdad de todo cuanto piensa y siente. Sería divertido también ¿no crees?. Decir la verdad no quiere decir faltar al respeto eh. ¡¡¡ Ojo!!! tal vez ahí está el miedo a expresar lo que sentimos. Tengo algunos amigos íntimos con los que puedo hablar de esta manera. Si algo me ha sentado mal decirlo , con toda la naturalidad del mundo. A los que puedo pedir disculpas, con toda la naturalidad del mundo si siento que les he dado alguna mala contestación. Con esas personas me siento muy a gusto. Y también trato de hacerlo con todo el mundo pero confieso que no es fácil. Hay personas que, no quiero decir con esto que sean malas eh sino que están muy cerradas en su programación, a las que no les puedo “entrar” por ningún sitio. Van como dice una frase popular a piñón fijo.Pero también se aprende de ellos. Y eso me recuerda a un cuento que me contó una amiga. Ahí va:
LA FABULA DEL ERIZO:
Durante la era glacial, muchos animales morían debido al frío.
Los erizos, percibiendo la situación,decidieron juntarse en grupos
para calentarse y protegerse mutuamente, pero las espinas de cada uno
herían a sus compañeros más próximos, justamente los que más calor les
daban.
Por eso decidieron apartarse los unos de los otros, y volvieron a
morir congelados, por lo que tenían que decidir:
O desaparecían de la Tierra o aceptaban las espinas de los compañeros.
Con sabiduría, decidieron volver a mantenerse juntos.

Aprendieron así a convivir con las pequeñas heridas que la relación
con un compañero muy próximo podía causar, ya que lo más importante
era el calor del otro.
Y así sobrevivieron.

Moraleja de la Historia
La mejor relación no es aquella que une personas perfectas,si no
aquella en la que cada uno aprende a convivir con los defectos del
otro, y admirar sus cualidades.

Y ahora también la moraleja de este artículo es que no nos compliquemos la vida. Que busquemos la sencillez en todo.
En las relaciones, en la comida, en nuestros hábitos…La sencillez traerá la paz a nuestro interior.
Que la sencillez os acompañe.

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