Para reflexionar y compartir...
El salón de baile, por haber soportado sin cesar reuniones de gran envergadura, tenía los cimientos gastados. Emitía, de vez en cuando, un crujido que ningún convidado deseaba tomar en cuenta: la idea de derrumbe les parecía pecado y la expulsaban de sus mentes. Un albañil que pasaba por ahí se dio cuenta del problema. Como no lo dejaron entrar, escribió en un papel: “¡Kuidado, ba a kaerse el zalón!” y lanzó su advertencia por una ventana. Los danzantes recogieron el mensaje y estallaron en carcajadas: “¡Escribe cuidado con ka! ¡Va con be larga! ¡Kaerse por caerse! ¡Y salón con zeta! ¡Ja, ja, este necio tiene mala ortografía…!” De pronto cedieron las vigas y el techo cayó sobre amos y criados. El albañil, antes de continuar su camino, con una barra de tiza, escribió en un pedazo de muro: “¡Ze loz adbertí!”.
Alejandro Jodorowsky, “El tesoro de la sombra”
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